sin saber para qué.
Tampoco saber para qué llueve.
Acercarse al brasero
y ver
en la pregunta de siempre
un pájaro pasar en su fantasma.
Acercarse a la ventana
y creer que algo hay
al otro lado de la lluvia.
Y cuando ha dejado de llover
jamás saber
por qué teníamos tanta prisa.
Enoc Muñoz
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