jueves, 9 de agosto de 2012

Escrito a cada momento...

Para inventar a Dios, nuestra palabra
busca, dentro del pecho,
su propia semejanza y no lo encuentra,
como las olas de la mar tranquila,
una tras otra, iguales,
quieren la exactitud de lo infinito
medir, al par que cantan...
Y su nombre sin letras,
escrito a cada instante por la espuma, 
se borra a cada instante 
mecido por la música del agua; 
y un eco queda solo en las orillas.
¿Qué número infinito
nos cuenta el corazón?
Cada latido, 
otra vez es más dulce, y otra y otra;
otra vez ciegamente desde dentro
va a pronunciar Su nombre.
Y otra vez se ensombrece el pensamiento, 
y la voz no le encuentra. 
Dentro del pecho está. 
Tus hijos somos,
aunque jamás sepamos
decirte la palabra exacta y tuya, 
que repite en el alma el dulce y fijo
girar de las estrellas.

Leopoldo Panero

No hay comentarios:

Publicar un comentario